EL DIA QUE FONDO SUR GANÓ POR GOLEADA
Asistir a un partido en La Rosaleda es un privilegio y así lo he sentido siempre, y si además tienes la suerte de poder disfrutarlo desde la sombra protectora de los pupitres de prensa, es obvio que el placer es inconmensurable. Desde esa posición es imposible no sufrir un poco por aquellos que, bandera en mano y camiseta en pecho, desafían sin miedo al sol que abrasa el campo en estos días de verano anticipado, y es inevitable sentirse orgulloso de la lealtad de todos estos incondicionales que, frente a un partido en el que nada nos jugábamos, con una temperatura de horno, con una tarde de Champions y con un Estepona y un Antequera jugándose el ascenso, habían elegido ser parte de esas 19.200 almas que llenaron el estadio el último partido de la temporada 24-25.