
El debate sobre el futuro del estadio del Málaga CF ha cobrado fuerza en los últimos tiempos, impulsado por el auge de la masa social del club, el retorno del entusiasmo por los colores blanquiazules y la recuperación de un proyecto deportivo ilusionante. En este contexto, algunos sectores han planteado la construcción de un estadio completamente nuevo. Sin embargo, los datos y el análisis objetivo nos llevan a otra conclusión: el Málaga CF no necesita un campo nuevo, sino una Rosaleda mejorada, ampliada y modernizada.
Desde estas líneas planteamos un enfoque cuantitativo y racional, que pensamos contradice la falsa dicotomía entre crecer como club y conservar el estadio actual. ¿Es necesario renunciar a La Rosaleda para crecer? Los datos indican que no. El verdadero camino pasa por remodelar, ampliar y poner en valor un estadio histórico que aún tiene mucho que ofrecer.
Una base de abonados que roza el lleno
El Málaga CF cuenta esta temporada con 26.550 abonados. La Rosaleda tiene una capacidad de 30.044 espectadores, lo que se traduce en una tasa de ocupación por abonados del 88,37%, una de las más altas de todo el fútbol profesional español, incluyendo la Primera División.
Este porcentaje no solo demuestra la extraordinaria fidelidad de la afición malaguista, sino que evidencia que el actual estadio está ya cerca de su saturación funcional en cuanto a abonos. No obstante, esta saturación no implica que el estadio haya quedado obsoleto. Lo que indica es que, de existir una demanda creciente, sería razonable abordar una ampliación controlada que permita acoger a más abonados, sin necesidad de abandonar el emplazamiento actual.
La Rosaleda, muy por encima de muchos estadios de Primera
Comparado con clubes de Primera División, el Málaga CF presenta cifras de ocupación por abonados más altas que entidades con estadios mucho más grandes: el Valencia (69%), el Sevilla (79%), el Athletic Club (78%) o incluso el Real Madrid (74%). En el caso del FC Barcelona, el porcentaje de abonados apenas llega al 22% del aforo.
Esto demuestra que la clave no está en la cantidad de butacas disponibles, sino en la calidad del vínculo con la afición y en una buena gestión del modelo de abonos. Ampliar La Rosaleda es mucho más coherente y eficiente que levantar una infraestructura desde cero.
Ventajas de una remodelación frente a una construcción total
Un nuevo estadio implica una inversión millonaria, compleja, prolongada en el tiempo y cargada de incertidumbres:
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Reubicación provisional del equipo y afición durante las obras
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Posible pérdida del carácter urbano e histórico del emplazamiento
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Riesgo de desarraigo emocional respecto al entorno de Martiricos
Frente a ello, una remodelación de La Rosaleda permite:
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Mantener la ubicación y el arraigo identitario
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Ejecutar las obras por fases, con menor impacto
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Ajustar el presupuesto a las necesidades reales del club
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Preservar la historia sin renunciar a la modernidad
¿Qué debería contemplar una remodelación ambiciosa?
Una intervención integral podría contemplar:
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Ampliación de capacidad: hasta los 38.000-40.000 espectadores
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Modernización de gradas y accesos, mejorando la comodidad
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Zonas comerciales, restauración y de experiencia del aficionado
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Mayor eficiencia energética y accesibilidad universal
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Mejora del entorno urbano colindante al estadio
La experiencia de clubes como el Real Betis con el Benito Villamarín o el Athletic Club con San Mamés demuestra que una remodelación bien planificada puede transformar un estadio en un referente europeo sin necesidad de partir de cero.
El Málaga CF está en un momento crucial para definir su futuro. Y ese futuro puede, y debe, construirse sobre los cimientos de La Rosaleda. Un estadio que ha demostrado su validez, su carácter y su potencial. No se trata de renunciar a crecer, sino de crecer con sentido común.
No necesitamos otro estadio, necesitamos hacer de La Rosaleda el estadio que el Málaga del futuro merece.
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